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" FÚTBOL PARA LA ESPERANZA"

En las rojas tierras de Sudáfrica, las mujeres luchan por defender sus derechos, y a veces su vida. Ahora muhas de ellas lo hacen armadas sólo con un balón de fútbol. El otro Mundial, en el que ellas juegan por un futuro mejor.
Dipuelo se levanta un día más en su chabola de Tembisa, uno de los suburbios de Johannesburgo, donde la población negra vive en penosas condiciones, apartados de las ricas casas de los blancos en el centro de la ciudad. El suelo de su humilde hogar es de tierra roja, el viento se cuela por las rendijas de chapa de la casucha y su cuarto de baño es sólo un cubo de agua... Todo sigue en el mismo lugar de siempre, pero algo en ella ha cambiado hace poco. Hoy no volverá a salir con los colegas del barrio a buscarse la vida por las calles, ha dejado las drogas y la violencia por un balón de fútbol. Ella era una de tantas niñas de africa" unos trapos en forma de bola en la calle. Hasta un día se acercó a una escuela donde una ONG daba clases de fútbol y su vida cambió para siempre. Ahra es entrenadora voluntaria del proyecto Play Soccer, en colaboración con la FIFA. Pero además, Dipuelo ha vuelto a la escuela ha conseguido trabajo como ayudante del entrenador del equipo de fútbol Reagile School. " El fútbol es nuestra mejor arma para ayudar a chicas desorientadas, una población hundida en un segregación permante por falta de posibilidades económicas y que , gracias este deporte, están rehaciendo su vida" El proyecto ha traido escuelas y centros de salud creados por los clubes hasta en los rincones más olividados de los suburbios.
Allí niñas de 11 años se quedan embarazadas y delincuencia y las drogas son la única meta para una juventud condenada antes de nacer. " Nosotras tratamos de darles otra perspectiva, de enseñarles que hay otros mundos. Con la excusa del fútbol conseguimos que se acerquen a nuestros centros de salud y les demos educación sexual" Asegura Dipuelo.

REGATES Y EDCUACIÓN. Zanele jugaba en la delantera de un equipo local en el suburbio de Alexandra. Ahora entrena a las niñas en el gueto de Ethafeni. " Para las mujeres, la situación es aún mas complicada, nos inculcan que nuestro papel en la vida es sólo quedarnos en casa, ser un cero a la izquierda". Su organización " Football for hope" ( fútbol para la esperanza) intenta llevar la educación a las más pequeñas, enseñarles otro camino. " Son muy buenas, pero los padres a aveces no las dejan acercarse al campo" reconoce, mientras enseña a regatear a 10 pequeñas que descalzas, intentan hacerse con el balón. " La higiene, la salud o el control de natalidad son armas tan importantes como la educación para darles una oportunidad a esas niñas. Y el fútbol es la llave para cambiar las cosas" sentencia.

Mbali, la hija de Zanele, se esfuerza en los entrenamientos. En su habitación-que comparte con toda la familia- tiene pegado un cromo de las Banyana Banyana-las heroínas del fútbol femenino en este país. " Son la esperanza para todas las niñas. La mayoría de sus estrellas ahora triunfan en Europa", explica la madre. Zanele y su equipo acuden al campo de la escuela Mbali. Allí algunas niñas juegan llevando los pies sólo unos calcetines; otras, con los únicos zapatos que tienen, y la mayoría, descalzas. La ayuda que reciben no da para comprar botas y camisetas. En Preotria, a una hora de coche de Johannesburgo, vive Letato. Lleva la camiseta amarilla de la selección Sudafricana y luce una gran sonrisa. Ella lo ha conseguido, es una de las estrellas del Banyana Banyana. Con Bonolo, Chantelle y Busisiwe, jugará fuera de Sudáfrica. Lerato estrenará temporada en Islandia. "Estoy un poco asustada-dice- . Solo sé que es una isla lejana y dicen que muy hermosa, pero lo importante es que mi salto hacia un nuevo firmamento". A Busisiwe (aunque sus fans la conocen como Busi) le espera EEUU.: " En casa recibía palizas por jugar al fútbol. Nadie entendía que este deporte podía ser para las mujeres. He tenido que entrenar en secreto y esconderme para jugar. Tal como reza el eslogan de su anterior clb, el Mamelodi Sundows " El cielo es el límite" y ella siente " ahora voy camino de ser una estrella"

EL MEJOR EJEMPLO. Desigualdad, infancias difíciles, pobreza y problemas familiares las han convertido en heroínas que , gracias a su fuerza y su tesón, se han labrado un futuro. Su entrenadora, Anna Monate, lo reconoce: " Han trabajado muy duro para ser las mejores y salvar sus vidas de un futuro desalentador. Son supervivientes y el mejor ejemplo para las nuevas generaciones". Pese al drama, los campos están llenos de ilusiones. " Con el Mundial, estaremos en el centro del universo y eso va ser o mejor que nos ha podido pasar" declara Anna. Mientras la mirada del planeta se dirige a los estadios donde se celebran el primer mundial de fútbol en África, estas mujeres viven otro mundial, el que se escribe con minúscula y se juega en campos llenos de esperanza.