Jugar con un equipo alemán es pensar en el Schalke 04 y en aquella inolvidable semifinal de la UEFA que catapultó al Sevilla FC hacia los más sabrosos confines del éxito. Por eso el partido del Hannover despierta tan gratos y densos recuerdos. Tanto aquella eliminatoria como ésta se cierran en el Sánchez Pizjuán y si entonces se tuvo que recurrir a la épica, con un gol en plena prorroga y el gigante Makukula medio tocado defendiendo en los córners, ante el Hannover también habrá que aplicar idéntica estrategia: fútbol y bravura espoleada por el calor de los aficionados.
Mirko Slomka regresa al campo que le privó de una final europea. Y el Sevilla FC le espera recordando el espíritu de esa semifinal, pese a que son pocos los supervivientes de aquella cita. Concretamente, Andrés Palop, Kanouté, Jesús Navas y Escudé… Cuatro testigos de peso, cuatro campeones forjados en mil batallas que están llamados a comandar a sus compañeros para inventar una nueva noche continental para la historia. Junto a ellos, el Sevillismo, que no puede fallar en la grada, brindando aliento y empujando al Sevilla hacia la siguiente fase, como aquel jueves de Feria, que queda lejos, pero que está ahí, inmutable en el imaginario colectivo de los hinchas del Ramón Sánchez Pizjuán. Toca remontada, toca revivir el espíritu del Schalke
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